- Fecha: 2024-12-03
- País: Uruguay
La economía uruguaya está mostrando mejoras en varios indicadores en los últimos meses, después de un arranque del año débil y con poco avance respecto al año anterior. El Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), que elabora el BCU, no tuvo mayores avances en los primeros meses del año, en comparación con el año anterior. Pero ya a mediados de este 2024 comenzó a mejorar y ha mantenido una dinámica positiva, con el último dato -correspondiente a septiembre- ubicándose 3,6% por encima de lo registrado en el mismo mes del año pasado.
Como cada mes puede tener alguna particularidad excepcional, siempre es importante analizar los datos acumulados. En este sentido, el trimestre Julio-Setiembre muestra un aumento interanual del 3,8% respecto al mismo periodo del año anterior; y en lo que va del año el aumento promedio en la actividad es del 2,7%. De mantenerse la tendencia positiva en el último trimestre -algo muy probable, por lo que están mostrando los diversos indicadores- la economía seguramente cerrará el año con un crecimiento anual por arriba del 3%. Esto se sabrá con más certeza en pocos días, cuando se conozcan los datos del PIB.
La mejora en la actividad era previsible, en la medida que dos factores que habían impactado muy negativamente a la economía en el año anterior comienzan ahora a despejarse. Por un lado, la sequía que afectó tanto al agro como a la generación energética ha quedado atrás y ambos sectores están mostrando una fuerte recuperación. En el caso del agro, con una cosecha de soja que vuelve a sus niveles históricos de gran volumen (más de 3 millones de toneladas) y gran impacto directo e indirecto en la economía por los conocidos encadenamientos que tiene el agronegocio agrícola, en términos de servicios, transporte, logística portuaria y mayores ingresos a la economía en general. La producción maicera también marcó un récord, superando el millón y medio de toneladas.
Por otra parte, ha quedado atrás el durísimo golpe que implicó la crisis argentina y el desbalance cambiario, que llevó a una fuga de consumo de Uruguay hacia el país vecino que algunos economistas estiman en más de U$S 500 millones. En los últimos meses el dólar paralelo en el país vecino ha bajado de manera notoria, mientras que la inflación -si bien va cayendo en su tasa mensual- sigue muy alta en términos interanuales, todo lo cual ha hecho que Argentina -tomando el tipo de cambio paralelo que es el que nos importa-, se haya encarecido casi 100% en dólares en los últimos 12 meses. De tal manera que la visita de turistas uruguayos al país vecino cayó 50% interanual. Y seguramente mayor es la caída en el gasto en dólares.
Al mismo tiempo, los indicadores de salario y empleo siguen avanzando: el salario real sube 1,7% real interanual y la tasa de empleo aumenta un punto a 59,6%. El aumento simultáneo de salario y empleo - ciertamente lo más deseable para cualquier economía, evitando el “trade-off” que muchas veces se da entre salarios y empleo- permite proyectar un mercado local de consumo robusto hacia el año que viene.
En este escenario auspicioso, hay dos asuntos de fondo que siguen preocupando y son insoslayables. Por un lado, los problemas de competitividad de la economía: si bien se ha sorteado el trance con Argentina, emerge ahora en Brasil una situación particularmente complicada, por el aumento del déficit y los problemas del gobierno para encauzar un plan de ajuste que convenza al mercado. El dólar en Brasil está subiendo a niveles récord (superando los 6 reales) y perdemos competitividad-precio con los norteños. Cuando no es un vecino, es el otro…
En cualquier caso, están operando en forma bastante razonable los amortiguadores cambiarios y el dólar ha subido en las últimas semanas en el mercado local, sin afectar -al menos en principio- la estabilidad de precios, que tanto ha costado lograr. La inflación está en el eje de 5% anual, según el último dato (octubre) y el dólar ha subido en términos reales, compensando en parte la caída en su valor real de los años previos. Esto mejora la competitividad-precio con terceros destinos y amortigua la pérdida de tipo de cambio real con Brasil; de todas formas, la competitividad sigue siendo una cuenta pendiente.
Como también lo es la situación fiscal: el déficit del Estado uruguayo en el año móvil a octubre tuvo una moderada baja, pero se mantiene por arriba del 4%, lo cual no es sostenible en el mediano plazo para una economía que tiene un potencial de crecimiento inferior al 3% estructuralmente. Menos aún cuando se observa --a nivel global- que los problemas fiscales van agravándose en algunas de las principales potencias (esta semana Francia captó particular atención). Para un pequeño país con como Uruguay, esto le va a imponer una exigencia agregada en la gestión financiera del endeudamiento y el déficit, aun teniendo grado inversor y muy buena reputación en la gestión de deuda y su cumplimiento.
Fuente:www.ambito.com/uruguay/la-economia-menos-mas-n6088701