- Fecha: 07/14/0007
- País: Argentina
- Fuente: http://www.emb.cl/dinero/articulo.mvc?xid=1226&edi=56&xit=oso-a-la-vista-posible-bajon-de-mercado
Pasará inevitablemente. La dinámica del Toro (bull market), símbolo de un mercado norteamericano alcista, dejará su lugar al Oso, símbolo de los años con tendencia negativa. Y esto podría pasar más pronto de lo que creemos.
Lanzamos la interrogante de un cambio de dirección de la bolsa, en un momento en el que los índices bursátiles americanos más importantes batieron récords, pero también tuvieron sesiones muy inestables.
Los signos de un revés de la tendencia son evidentes: hace cinco años y dos meses que la bolsa está en constante progresión, mientras que el promedio histórico de un ciclo alcista es de cuatro años, sin olvidar las políticas monetarias desesperadas de los bancos centrales, la fiebre de ofertas públicas de las empresas, la burbuja de los valores tecnológicos, resultados macroeconómicos inferiores a las expectativas, la burbuja de crédito en China, entre otros.
El Oso hace su aparición de forma discreta en regla general, pero algún movimiento brusco en los mercados lo puede despertar de súbito. Y es que un mercado alcista no para por agotamiento; termina cuando llega una recesión.
En efecto, siete de los ocho últimos mercados alcistas terminaron con una recesión económica. Y el escenario es conocido, aunque no existan recesiones idénticas, la tendencia sigue el mismo esquema: una aceleración de la economía que consume las capacidades de producción que conduce a presiones inflacionarias, lo cual obliga a los bancos centrales a intervenir. Y como los mercados anticipan la subida de tasas, la curva de rendimiento se invierte, es decir, el rendimiento a corto plazo es mayor que el rendimiento a largo plazo, el crecimiento desacelera y, casi sistemáticamente, la economía se revierte arrastrando a los mercados con ella.
¿Y cómo saber si una recesión se avecina? La recuperación económica actual es más lenta que las anteriores; el crecimiento se frenó por una recuperación modesta del mercado inmobiliario y existe una falta de confianza de las empresas. En consecuencia, existen reservas que hicieron que se prolongue la duración del ciclo. Sin embargo, el inversor inteligente considera que una recuperación no basta para sostener un mercado bursátil alcista.
Ahora mismo, una aceleración económica sería necesaria. Pero no vemos venir una en los próximos años, aun menos si la Reserva Federal, que jugó un rol importantísimo de sostén de la economía e indirectamente de los mercados en los últimos años, se retira ahora. Y es que la Fed es el mejor aliado del Toro, pero hasta ahora ninguna institución supo eludir al Oso…
Quizás, la solución (si se puede aplicar esta palabra a los mercados) sea la esperada y tan anunciada intervención del BCE, quien vendría a reemplazar el rol de la Fed pero en otro escenario o jurisdicción. Europa podría revivir, al menos con un empujón monetario, y hacer despertar áreas dormidas del consumo del Viejo Continente.
Esta teórica y esperada reactivación, apoyada por una eventual flexibilización cuantitativa en Europa, en un contexto en el que el retorno del crecimiento americano se acentúa, nos hace apostar por las acciones europeas a corto plazo, puesto que seguir una tendencia colectiva puede resultar provechoso, siempre y cuando se haga lúcidamente: jugar el juego de la histeria colectiva sabiendo a lo que nos estamos enfrentando.
Pero, ahora mismo todo sube debido al optimismo generado por las medidas del BCE; incluso los eventos geopolíticos como el de Ucrania no tiene impactos negativos. Sin embargo, lentamente, porque los mercados ya están altos.
En fin, hasta hace unas horas parecía que el Oso estaba a punto de despertar; sin embargo recibió un somnífero desde Europa. Debemos ser muy cautos en saber cuánto durará su efecto.