- Fecha: 02/06/2023
- País: España
Las tensiones geopolíticas y la incertidumbre regulatoria son el “maná” para determinadas estrategias de inversión. En este contexto, el dicho recurrente de “a río revuelto, ganancia de pescadores” parece que lo inventó un inversor, y la diversificación alcanza su máximo exponente cuando el entorno regulatorio difiere entre un país y otro. Capital analiza con el abogado y empresario Damian Valenzuela Mayer, CEO de Latin America Invest, las claves que marcarán la evolución del precio de los activos en los próximos meses.
La situación geopolítica actual, ¿qué efectos han tenido en la estrategia de inversión en Latinoamérica? ¿Y qué expectativas de futuro hay?
El 2021 no fue un buen año para Estados Unidos, y el 2022 no parece que haya empezado mejor. En los dos últimos años, la deuda pública aumentó en 7 billones de dólares, hasta situarse por encima de los 30 billones, algo nunca visto en el país. Los planes de estímulo para salvar la crisis económica provocada por la pandemia dispararon la deuda federal.
Tampoco ayuda que la inflación haya alcanzado niveles históricos que no se veían desde los años 80, ni que, al cumplir un año de gobierno, las encuestas no favorezcan al presidente Biden, lo que ha hecho aumentar la presión para que la Reserva Federal (Fed) acabe por subir los tipos de interés en este primer trimestre del año.
Como noticia positiva, diré que el índice S&P 500 de Wall Street marcó durante 2021 setenta máximos históricos, cifra que solo se superó en 1954, cerrando su mejor trienio desde 1999. Pero la mayor incertidumbre, que no solo va a afectar a Estados Unidos, viene provocada por el conflicto ucraniano, que amenaza con involucrar a las economías de medio mundo.
Algunas firmas de análisis apuestan porque en 2022 se producirá lo que se conoce como el revenge spending (consumo vengativo) que impulsará la demanda y las ventas. Este fenómeno, que se produce cuando se fuerza a las familias a mantener un ahorro forzoso sostenido en el tiempo, en la actualidad, provocado por la pandemia, puede convertirse en todo un revulsivo para la reactivación de la economía.
¿Qué países latinoamericanos han mostrado mejor comportamiento económico en los últimos meses?
A pesar de todos los datos negativos, las empresas latinoamericanas en Estados Unidos se fortalecieron y su crecimiento no se ha detenido. En cuanto al resto de Latinoamérica, nosotros estamos acostumbrados a trabajar en entornos inciertos. En 2021 se celebraron elecciones presidenciales en cinco países y legislativas y locales en otros tantos. En 2022 le toca el turno a Costa Rica, Colombia y Brasil. Los cambios políticos que vive la región, oscilando desde la derecha a la izquierda y viceversa, generan mucha volatilidad en los mercados, pero también oportunidades.
Chile y Colombia son los países que presentan mejores perspectivas de recuperación. En el caso de Chile, el Banco Central prevé un crecimiento cercano al 2 %, que podría aumentar gracias a la demanda, cada día más creciente, de su producción de cobre y litio. Sin embargo, existen dudas sobre su evolución con la llegada de Gabriel Boric a la presidencia y, sobre todo, por lo que pueda suceder con el plebiscito previsto para el segundo semestre sobre una nueva Constitución. Hablo del caso chileno como ejemplo de las incertidumbres que provocan los cambios políticos en la región.
Tanta convulsión quizá nos haya hecho ser más precavidos, pero nuestra mecánica de trabajo tiene en cuenta todas las asimetrías que se producen en la zona en cuanto a política, regulación y perspectivas económicas, por lo que no va a variar nuestra manera de actuar. En cuanto al futuro, si uno sabe manejar los riesgos y mitigarlos, como es nuestro caso, seguiremos produciendo riqueza en la región.
En un contexto en el que la inflación no para de subir, ¿cómo afrontan esta situación?
Concretando objetivos. La mejor estrategia es no tener una sola estrategia, sino varias que se complementen y suplementen entre sí, de forma que podamos aprovechar todos los fenómenos que se están produciendo en la actualidad.
Hablamos de la inflación, que se está disparando a nivel global, pero también de la escasez de recursos y de materias primas porque va a jugar un papel fundamental en la contención o alza de los precios.
Cuando se habla de inflación, pensamos siempre en economías débiles. Sin embargo, hace 40 años que Estados Unidos no se enfrentaba a un 7 % de inflación interanual, como sucedió en 2021. Y la Eurozona tampoco está mucho mejor. Su 5,2 % está muy lejos del objetivo fijado por el Banco Central Europeo (BCE) de quedar por debajo del 2 %.
La inflación es un fenómeno monetario, y, por tanto, lo primero que hay que hacer es determinar qué valor se va a usar como referencia. En nuestro caso, principalmente, el euro y el dólar. A partir de aquí, conociendo las previsiones estimadas en cuando a las tasas de inflación de cada país, nuestra estrategia pasa inexorablemente por mantener el poder adquisitivo de nuestras inversiones y aprovechar las diferentes coyunturas para obtener rendimientos financieros ventajosos.
En cuanto a los tipos de interés, la tendencia es que seguirán siendo altos en los países en los que predomina la inestabilidad, pero también de la evolución de los nuevos gobiernos recién aterrizados y de los cambios que se produzcan en los comicios que están por llegar, entre los que se encuentra Brasil, la primera economía de Latinoamérica y la segunda del continente.
En Estados Unidos, como ya he comentado, dependerá de que la presión que se está ejerciendo sobre la Fed culmine con éxito, pero se espera alcanzar el 0,75 % en 2022, abriendo la puerta a nuevas subidas en 2023 hasta alcanzar el 1,5 %. En cuanto a la zona euro, aunque el Banco Central Europeo no prevé alterar sus tipos, es muy posible que pueda cambiar de opinión siguiendo la estela de Estados Unidos si finalmente el país opta por subirlos.
¿Qué activos cree que son los que mejor comportamiento van a mostrar en 2022?
Como ya he comentado en varias ocasiones, estoy convencido de que los sectores que van a tener una mayor reactivación en estos primeros momentos postpandemia van a ser precisamente aquellos que más sufrieron en su momento más álgido, y aquellos otros a los que le llegaron oportunidades de crecimiento provocados por la epidemia, como los tecnológicos.
Con altibajos producidos por las diferentes olas, el sector del real estate (inmobiliario) ya mostró signos de recuperación el año pasado con un 4 %, una tendencia que, sin duda, continuará en el presente. Aunque no hay que perder de vista las posibles alteraciones de los tipos impositivos que con toda probabilidad se van a producir.
Y, por supuesto, hay que tener en cuenta todo lo que trae la tecnología blockchain. En nuestro caso, al menos de momento, nos ocupamos más de los aspectos regulatorios y de seguridad, que de la inversión en este sector. Pero es una tecnología que ha llegado para quedarse y no descartamos que en el futuro pueda formar parte de nuestro portafolio.
¿Cuáles son los lazos que hacen que sus negocios en Estados Unidos, Latinoamérica, Europa y, ahora, África, sean rentables?
Nuestra principal ventaja competitiva es precisamente el operar en todos esos diferentes mercados a la vez, porque nos asegura tener una visión global. Y, por supuesto, nuestra particular filosofía de trabajo.
Gestionamos anualmente más de 4.000 millones de dólares y los distribuimos en tres bloques. El primero se destina a negocios inmobiliarios o derechos con base inmobiliaria. El segundo, a valores cotizados en las diferentes bolsas mundiales. Y el tercero, a instrumentos monetarios que nos permitan una rápida disposición de la inversión. Esta “capacidad de fuego”, que es como la denominamos, es fundamental en nuestra actividad porque nos permite encarar de frente cualquier oportunidad que los mercados presenten, y tomar posiciones de valor en casi cualquier lugar del mundo.
Además, somos expertos conocedores de la legislación tributaria de cada uno de los países en los que trabajamos. Siempre digo que existe una gran diferencia entre el lugar donde queremos vivir, el lugar donde queremos hacer negocios, y el lugar donde decidimos que queremos pagar nuestros impuestos. De esta manera podemos ofrecer un verdadero servicio internacional a nuestros clientes, no solo porque encontramos las mejores oportunidades de negocio en tres de los cinco continentes, sino porque la acompañamos de una exhaustiva estrategia fiscal en relación con esos mismos negocios que emprendemos.
¿Cómo han cerrado el ejercicio 2021, marcado por las numerosas olas de coronavirus?
Cerramos el año con una facturación total de 82 millones de dólares distribuidos en tres bloques: 20 millones por la Administración de Patrimonio, 48 millones por fee de éxito, y los 14 restantes por honorarios relacionados con planificación legal y fiscal. Si hablamos de la distribución por países, Estados Unidos fue quién más aportó, pero, a nivel orgánico, siguen siendo México y Brasil los que aportaron más valor.
Nuestra cartera creció vegetativamente más del 14 % y la facturación un 9,3 % interanual comparado con 2020, fruto principalmente de la apreciación de valor de nuestras posiciones.
En cuanto a las áreas, planificación legal y fiscal fue la que más creció en 2021, casi un 100 % de su facturación. Responde a un fenómeno propio de la llegada de gobiernos de izquierda a Latinoamérica, que hizo que nuestros clientes demandaran muchas más horas de trabajo en los servicios de asesoramiento jurídico y contable.
A nivel ganancias, después de impuestos, hemos mantenido el perfil del 2020 porque, aunque hemos aumentado la facturación, hemos hecho inversiones en I D y hemos aumentado el gasto por el reacomodamiento del módulo de trabajo a homework. El resultado final es que hemos ganado 6,5 millones de dólares que decidimos no distribuir y generar un fondo de reserva para futuros proyectos.
Y de cara a 2022, ¿cuáles son sus expectativas de futuro?
2022 va a ser un año bisagra, porque hemos iniciado formalmente el proyecto África que llevamos preparando desde 2019. Después de 20 años, nuestra organización está consolidada y firme tanto en USA como en Latinoamérica. Contamos con una facturación estable, una base de clientes muy fidelizados y áreas de negocio valle en agricultura, industria y real estate.
Planeamos hacer lo mismo en África los próximos años, con la visión puesta en 2030, año en el nuestro negocio esté consolidado y esperamos haber duplicado las cifras en todas las variables de medición: facturación, cantidad de clientes y volumen de negocio.
¿Qué enseñanzas ha podido sacar en estos 25 años de trayectoria en Latinoamérica? ¿Cómo ha evolucionado la inversión en este periodo?
Cuando en 1995 empezamos a desarrollar nuestro proyecto latinoamericano no sabíamos que hoy seríamos la gran empresa que somos. Ahora aspiramos a replicar nuestro modelo en África. Para la gestión global contamos ya con equipos locales ubicados en Madrid, Lisboa y Londres, y, más adelante, decidiremos dónde situar equipos locales en África, que dependerán de la evolución del proyecto. Tomaremos en cuenta todas las asimetrías políticas, económicas y regulatorias que existen en el continente y sacaremos ventaja de ellas.
La principal enseñanza que hemos obtenido en nuestra experiencia latinoamericana es nuestra gran capacidad de adaptación en medio de crisis políticas y económicas. Sabemos que en cualquier momento pueden cambiar las reglas o los interlocutores y que las monedas se devalúan. Podemos vivir con inflación o con cualquier otro tópico que aparezca y estamos siempre preparados para tener una solución desde que ponemos en juego el primer euro o el primer dólar.
A nivel inversión, hemos pasado de gestionar un patrimonio de 100 millones a los 4.000 millones de dólares que tenemos ahora bajo administración. Hemos dejado de querer llegar a todo para focalizarnos en lo que hacemos mejor: diversificación estratégica. Y, lo más importante, hemos invertido en crear un nuevo equipo de investigación y desarrollo que son los que trazan las líneas maestras de los nuevos negocios y nos adelantan cuáles van a ser las tendencias base en la creación de riqueza del futuro.
¿Cómo nace la idea de crecer en África? ¿Qué valor ven ustedes en este continente?
La idea nace de la experiencia acumulada en estos 25 años de trabajo constante, principalmente en Latinoamérica, pero también en Europa y Estados Unidos, y del éxito obtenido.
África presenta grandes oportunidades de cara al futuro. No se trata solo de lo que ya tiene y que es por todos conocido, como la abundancia de materias primas o el potencial consumidor que se acercará a los 3.000 millones de habitantes en apenas 30 años. Se trata de que, en su misma necesidad de desarrollo y en el interés de los gobiernos por llevarlo adelante, está su potencial.
No hay que olvidar que el Área de Libre Comercio Continental Africano (AfCFTA) que entró en vigor el 1 de enero de 2021, supone el mayor mercado único de bienes y servicios del mundo, y esta circunstancia hay que aprovecharla.
¿Qué barreras, a nivel regulatorio, han encontrado a la hora de dar el salto al mercado africano?
No existen barreras regulatorias si sabes cómo aprovecharlas de manera eficiente. Lo que en un principio puede parecer un obstáculo, puede muy bien convertirse en una oportunidad si eres capaz de adaptarte. Así ha sucedido en nuestra experiencia en Latinoamérica y es factible replicar el éxito en África.
Curiosamente, y este dato suele pasar desapercibido, existen varios países africanos cuya clasificación, dentro del Índice de Libertad Económica, se encuentran en el mismo rango de valor que España, como Cabo Verde, Marruecos o Costa de Marfil, por ejemplo.
¿Cuál va a ser su estrategia de inversión para el nuevo proyecto?
En una primera etapa nos vamos a centrar en los países de habla portuguesa. Es por ello que ya hemos establecido contacto con la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP), y, precisamente, este mismo mes, Africa Invest, nuestra marca para este nuevo desafío, estará presente con una delegación en la Cumbre de Negocios de la Confederación Empresarial de la CPLP, en donde tendré el honor de impartir una conferencia.
CE-CPLP desarrolla su actividad en cuatro sectores clave (agricultura, industria, comercio y servicios), que coinciden plenamente con nuestros intereses, además de contar en su organización con asociaciones de Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe y Timor-Leste, que se configuran, a priori, como destinos prioritarios para nuestra actividad.
En un principio, nos centraremos en sectores en los que ya somos fuertes, como la soja, el limón o el azúcar, si hablamos de agricultura, y en real estate y en servicios financieros, y dejaremos que sean los mercados los que nos tienten con nuevas oportunidades de negocio.
¿Qué riesgos a corto o largo plazo percibe?
Sin lugar a duda, el primero de ellos es la inseguridad, de ahí que vayamos a comenzar nuestras operaciones en países muy determinados del continente, y a contar con socios estratégicos que nos permitan conocer a fondo la idiosincrasia a la que nos vamos a enfrentar.
En el corto plazo, el único riesgo que existe es que aparezca una crisis bursátil internacional a consecuencia de la subida de las tasas de referencia, que produzca un ajuste de liquidez global que a su vez provoque el mal denominado flight to quality (venta de activos percibidos como de mayor riesgo por parte de los inversores, que los cambian por otros más seguros), lo que haría que los proyectos de desarrollo tanto en África como en Latinoamérica se demoraran momentáneamente.
Pero los 600 millones de personas con los que cuenta Latinoamérica y los 3.000 a los que llegará África en pocos años suponen un bonus de interés. Va a ser necesario satisfacer las necesidades de la población en cada una de las regiones si queremos, por ejemplo, evitar las crisis migratorias con destino USA o Europa.
En el largo plazo nos preocupa la reacomodación geopolítica de los distintos bloques (USA, China, Rusia, Europa) y también los fenómenos culturales que impactarán en cómo la humanidad decida desarrollarse o autodestruirse, por lo menos en la forma en que hoy conocemos el mundo.
Obviamente, monitorizaremos constantemente cómo se va desarrollando la evolución con el objetivo de estar preparados para afrontar cualquier situación con éxito.
¿Cómo es el día a día de un empresario que cuenta con presencia o participación en más de 20 compañías o instituciones repartidas por varios continentes?
Hasta 2019, mi vida transcurría en un avión. Visitaba cada proyecto en cada país, y conversaba con mis socios, con políticos y con los ciudadanos de cada región en donde estábamos para poder percibir de primera mano cuál era la situación política, económica y cultural real.
En 2020 y 2021, pandemia mediante, los repartí entre Miami y Madrid, desde donde mantuve muchas reuniones vía Internet, como no podía ser de otra forma, y aproveché el tiempo en sentarme a planificar cuál era la visión que quería para la empresa, pero también para mi vida personal.
2022 se presenta como el del nuevo desafío, tanto como empresario como en lo personal. Latin America Invest quedará bajo la gestión de un triunvirato de directores internacionales bajo mi coordinación esporádica, mientras yo me enfoco en el día a día de Africa Invest.
Volverán los viajes, pero esta vez al continente africano.
Todos los grandes empresarios buscan dejar una “huella” personal, ¿cuál quiere que sea la suya?
Soy un absoluto creyente en la existencia de Dios, al que considero mi único accionista, y ante quien soy solo un administrador del patrimonio personal, que busca crear riqueza material y espiritual en beneficio de un desarrollo económico y social sostenible.
Mi aspiración es ser un buen eslabón en la cadena formada por las buenas personas que me educaron en mis valores, y los que vendrán después de mí.
Quiero mostrar que se puede hacer negocio y generar riqueza con ética, y, si lo consigo, habré logrado el objetivo.
¿Cuál es el proyecto del que se siente más orgulloso?
Hay muchas cosas en las que fracasé o fui mediocre. He aprendido que perder es una opción y que salirse a tiempo, asumiendo errores, puede ser la mejor estratégica. También he aprendido que mi primer objetivo cuando encaro un negocio debe ser siempre saber cómo defender la inversión inicial.
En este contexto, de lo que me siento más orgulloso es de lo buenas personas que son mis hijos y cómo han encarado mi vida, que no es precisamente fácil de entender, sabiendo que la felicidad es lo primordial. Una felicidad que no está solo vinculada a la riqueza material, sino también a las experiencias y a la gente que te rodea. Ver a mis hijos trabajar en equipo, con personas de cualquier país, sin diferencias raciales, de género o de edad, con capacidad para moverse por cualquier lugar del mundo como si no hubiera fronteras, me genera mucha satisfacción.