- Fecha: 2020-05-21
- País: Argentina
Una vez más Argentina se enfrenta a un potencial default de la deuda soberana. Joseph E. Stiglitz, Edmund S. Phelps y Carmen M. Reinhart hicieron un pedido público de “buena fe” a los acreedores internacionales. Su pedido fue acompañado por un grupo de reconocidos economistas a nivel internacional. El acto de buena fe consiste, por supuesto, en aceptar la oferta de Martín Guzmán. A diferencia de quienes piden “buena fe”, los tenedores de bonos no han perdido contacto con la realidad y son conscientes del tipo de deudor que tienen enfrente.
Es importante recordar que la crisis de deuda no se debe a la pandemia del Covid-19. El actual gobierno presentó al ministro Guzmán como un experto en deuda soberana con el objetivo principal de reestructurar la deuda Argentina. Modestia aparte, nos decían que Guzmán iba a dar una lección al mundo sobre cómo llevar adelante una reestructuración de deuda soberana. Es cierto que la actual pandemia ha complicado el escenario, lo que no es cierto es que la crisis de deuda se debe al coronavirus. Es importante ser realista con la situación de la economía del país para llegar a un buen acuerdo con los acreedores y dar una solución definitiva a los crónicos problemas de deuda que enfrenta el país.
Ser realista con la deuda argentina comienza por reconocer el origen de los bonos. La deuda argentina no algo que haya caído del cielo o fruto de la mala suerte. El origen de la deuda se encuentra en un Estado insostenible. Un Estado insostenible se traduce en abultados déficits. Los abultados déficits se traducen en inflación, problemas de deuda, y crisis cambiarias dependiendo cómo se decida financiar al Tesoro. Resumen de la macroeconomía del país desde el primer gobierno de Perón a la fecha. Es curioso que quienes piden “buena fe” a los acreedores no presten atención a los problemas del deudor.